Antes de comenzar a practicar algo es importante y necesario saber de qué se trata. Acerca de la meditación existen diversos definiciones con creencias similares y algunas diferentes. Sin embargo, algunas se alejan un poco más de la verdadera definición. Si no leíste el primer artículo sobre lo que es “el arte de meditar” te dejo el link aquí. Entendiendo bien de qué va esta práctica, podemos adentrarnos en “¿cómo empezar a meditar?”.
No quiero darte esta pequeña guia sin decir primero, que cuando meditamos estamos enfocando la atención, y todo aquello a lo que damos atención crece; por lo tanto, es muy importante estar alerta a lo que le damos atención. Si nos sentamos a meditar y estamos molestos o estresados porque no logramos enfocarnos en la respiración, lo que va a florecer será esa molestia y ese estrés, si nos angustiamos porque no es posible bajar la revolución de los pensamientos, estaremos haciendo que esa angustia aumente. Y como resultado de esa meditación podrá haber un dolor de cabeza, y mayor estrés en tu cuerpo.
Sin esperar nada, sin buscar ningún resultado, ¿cómo empezar a meditar?
Esta pequeña guía te ayudará a comprender e iniciar esta práctica de forma correcta.:
1. Meditar radica en primero observar cómo estamos, siéntate en un lugar cómodo, en el piso con las piernas cruzadas. No es recomendable meditar acostados para quienes están iniciando, ya que si te relajas mucho puedes quedarte dormido y no es la idea. Busca este lugar donde preferiblemente el ruido externo sea mínimo, donde sepas que no tendrás interrupciones y si gustas puedes colocar alguna música de fondo para que te ayude en el proceso. Esta música procura que sea de 10minutos. Empieza por meditar en periodos de tiempo cortos, con el paso del tiempo irás adaptándote y extendiendo el tiempo.
Nota: La meditación en silencio, sin ruido, sin música es la ideal, pero cuando se inicia el proceso puede fluir mejor con ciertas herramientas.
2. Una vez sentados, cierra los ojos, relaja los hombros, coloca las manos sobre las rodillas con las palmas hacia arriba, espalda recta y observa, observa primero cómo te sientes, cómo estás respirando, qué pasa por la mente, qué emociones y sentimientos se tienen en ese momento. Sea cual sea la respuesta a ellos, acéptala, sin juicios, sin intentar cambiarlos ni modificar nada. Abraza a cada cosa que hay en ti en ese momento.
Una vez que has logrado identificar, aceptar y armonizar con todo lo que sucede dentro de ti, comienza a hacer inhalaciones y exhalaciones, inhala en 5 (cuenta en tu mente) y exhala despacio en 10 y continúa con esto de forma repetida. Intenta hundir un poquito el ombligo, sin mucha presión, observa cómo entra y sale el aire de tu cuerpo, cómo se expanden los músculos al inhalar y cómo se contraen al exhalar. Procura mantener el enfoque en este proceso, procura no perder esa mirada interna hacia la respiración.
Si estás meditando por primera vez, seguro vendrán muchos pensamientos, no pasa nada, recuerda lo indicado en el primero artículo y además, lo mencionado arriba: “Aquello en donde ponemos la atención crece”.
¿Qué hago si me llegan pensamientos?
Obsérvalos, imagina que tu cabeza es un televisor o una pantalla de cine, y vas viendo cada pensamiento que llegue, hazte consciente de que estás pensando eso justo en tu meditación, reconócelo y déjalo pasar, deja que la cinta o la película siga corriendo. Intenta retomar el enfoque a la respiración.
Una vez que hayan pasado los 10 minutos de la música que colocaste toma una respiración profunda y exhala suavemente. Abre los ojos y observa cómo te sientes por unos instantes, mueve tu cuerpo despacio, puedes hacer unas estiraciones y despacio reincorporate a tus actividades.
Recuerda, el ser humano la mayoría del tiempo vive en un estado de pensamientos en el pasado o en el futuro, muy pocas veces estamos en el presente. Calmar la mente, calmar el mundo interno es calmar también el mundo externo.
Meditar es estar presentes en el presente, más allá de intentar silenciar la mente es observarla, abrazarla y aceptarla poniendo el foco en el aire que entra y sale de nuestro cuerpo, llenándonos de vida y paz.